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Con el oro que a Carlomagno dieron los reyes y príncipes de España, enriqueció la basílica de Santiago, en cuyas tierras se había detenido entonces tres años; instituyó en ella un obispo y canónigos, según la regla de San Isidoro, obispo y confesor, y la dotó dignamente de campañas, paños, libros y más ornamentos. Del restante oro, pues, y de la innumerable plata que sacó de España, a su regreso de ella levantó muchas iglesias, a saber: la iglesia de Santa María Virgen que hay en Aquisgran, y la basílica de Santiago en la misma ciudad; la iglesia de Santiago que está en la ciudad de Béziers (1); la basílica del mismo santo en Toulouse, y la que hay en Gascuña, entre la ciudad que vulgarmente se llama Aix y San Juan de Sorde (2), en el camino jacobeo; la iglesia que está en la ciudad de París (3) entre el río Sena y Montmartre, e innumerables abadías que por todo el mundo hizo.

(1)

Béziers, ciudad del departamento del Hérault (Francia), antigua Baeterrae,fundación de los iberos y gran mercado vinícola bajo los romanos.

(2)

Aix de Gascuña es en la actualidad la ciudad de Dax (departamento de Las Landas).- San Juan de Sorde (Libro V, capítulo VII).

(3)

De esta iglesia queda hoy la torre del siglo XVI (Saint-Jacques-la-Boucherie).