En el año mil ciento cinco de la encarnación del Señor, un hombre llamado
Bernardo fue preso por sus enemigos en el castillo
de Corzano, en Italia, diócesis de Módena,
atado con cadenas y arrojado a lo profundo de una torre. E implorando día
y noche los auxilios de Santiago con voces continuas,
se le apareció el gloriosísimo Apóstol de Cristo y le dijo: "Ven
y sígueme hasta Galicia" Y rotas sus cadenas, desapareció. Inmediatamente
aquel peregrino, con las argollas colgadas del cuello, subió hasta la cima
de la torre sin ayuda humana y con el auxilio de Santiago.
¿Y qué más? Desde lo alto de la torre dio un salto afuera hasta el suelo,
lo que fue más de admirar que escapase a la muerte y cayese sano y salvo de
tal elevación. Esto fue realizado por el Señor y es admirable a nuestro ver.
Honor y gloria al Rey de reyes por los siglos de los siglos. Así sea.