Hoy y mañana se lee que Cristo salud otorgaba
al consumar el triduo, al arrojar demonios.
Luego a Santiago le dio poder de curar las podagras,
enderezar corcovas, consolidar el paso.
Ved cómo el célebre día de la Traslación a un tullido
a los maitines lleva para que pueda ir a pie.
Pedro que el pobre a la rastra por trece años anduvo
hasta que atento estando una paloma observó;
luego un niño de blanco por donde se pide limosna
"Toca mi mano", dijo, y me levanto de pie.
puede creerse muy bien la edad ingenua y florida,
para quien reflorece por el Espíritu Santo.

Ocurrido en Compostela en el altar de Santiago el día de su Traslación, cuando se contaba el noveno responsorio. Por ello se inició un Te Deum. Esto lo hizo el Señor gracias a Santiago y es admirable a nuestro ver.

(1)
Siempre el espíritu irradia de todas las gracias repleto
y la apostólica luz siempre ilumina la fe.
Pues donde quiera brilló la virtud del piadoso Santiago,
cuya gloriosa estrella honra en España al mundo.
Es con su santo cuerpo del reino valiosa tutela
y de la patria pilar es con su santo cuerpo.
Padre piadoso doquier por sus virtudes relumbra;
tras el apóstol Pedro, padre piadoso doquier.
A los confines de Hesperia donado apóstol, ahora
da a todo el orbe luces en el confín de Hesperia.
Hácelo todo en Hesperia irradiando virtud milagrosa,
pues la apostólica luz próspero lo hace todo.
De la comarca a la cual San Egidio le sirve de ornato
y que custodia amante, un cierto Pedro llegó
que a los sagrados umbrales del santo Apóstol venía,
siéndole dos testigos, ambos en todo acordes,
y un su tío llamado Bernardo que fe del suceso
daba también seguro con el sobrino en llanto.
Cuando a la altura elevamos cantando loores divinos
un coro y otro coro en alabanza de Dios,
con repicar de campanas y misa de gran ceremonia,
Pedro refiere de qué forma volviera a vivir:
Víspera del Domingo de Ramos enfermo caía,
y progresando aquel mal se me adueñó del cuerpo.
Hasta que con la vigilia del santo Domingo de Pascua,
cuando la muerte vino pronto volvió la vida.
Ya la envoltura carnal entraba en el frío de aquélla,
pero a la media noche tórnanme vida y salud.
Y mientras las que campanas llamáis y squillas (2) nosotros
los que velaban tocan y las trompetas suenan,
resucité recibiendo mi alma del propio Santiago,
y lo primero clamé: ¡Dios y Santiago, ayuda!
Prueba de tal milagro y de mi salvación
sea prenda este sudario breve, siéndome Dios testigo,
para quien todo el honor por los siglos como es sea siempre
y que en sus santos pío grandes prodigios obra.


(1)

Otro milagro ocurrido a otro peregrino también llamado Pedro, de tierras de Saint-Gilles. Los dísticos 3º al 6º son "ecoicos" o sea que sus primeras palabras se repiten al final.

(2)

Squilla parece italiano, pero pudiera estar por el provenzal esquilla.