(1)
En honor del Rey Supremo,
eterno en su inmensidad,
celebremos, ¡oh Santiago!,
tu grata festividad.

Junto al mar de Galilea
quisiste a Cristo seguir,
abandonando a los tuyos,
y su reino difundir.

Tú pediste junto a Cristo
un asiento sin saber,
pero ahora entre los doce
el mejor puedes tener.

Protomártir de los doce
fuiste en tu tierra natal,
y el primer asiento tienes
en la gloria celestial.

Haznos, pues, gozar del cielo
el eterno resplandor
y que nuestra alma bendiga
- Rey de reyes – al Señor.
(1)

Alberico u Aubry fué cabeza de la escuela catedralicia de Reims desde 1121, obispo de Châlons-sur-Marne en 1126, arzobispo de Bourges en 1136-37 y murió en 1141. Las estrofas en latí son de cuatro versos de ritmo descendente, octosílabos el 1º y 3º, y el 2º y 4º heptasílabos y con rima bisilábica átona: cada dos versos forman como un septenario trocaico y cada estrofa un pareado de éstos.