Todo el mundo debe recibir con caridad y respeto a los peregrinos, tanto pobres, como ricos, que vuelven o se dirigen al solar de Santiago, pues quienquiera que los reciba y hospede con esmero, tendrá como huésped, no solo a Santiago, sino también al Señor, según las palabras del Evangelio: "El que os reciba a vosotros, me recibe a mi". Hubo antaño muchos que incurrieron en la ira de Dios, porque no quisieron recibir a los necesitados y a los peregrinos de Santiago. En Nantua (1), que es una villa entre Ginebra y Lyon, a un tejedor se le cayó súbitamente el paño, rasgado por medio, por haber rehusado dar pan a un peregrino de Santiago que se lo pedía.

En Vilanova, un peregrino de Santiago, necesitado, pidió limosna por amor de Dios y de Santiago, a una mujer que teniendo el pan todavía entre las brasas calientes, le dijo que no tenía pan. El peregrino le dijo: "¡Ojalá se convierta en piedras el pan que tienes!" Y cuando el peregrino aquél salió de la casa y estuvo lejos, se acercó la mala mujer a las brasas con intención de recoger su pan, y en su lugar encontró un piedra redonda. Arrepentida de corazón, se fue tras el peregrino, pero no lo encontró.

En la ciudad de Poitiers, dos nobles galos que volvían cierta vez de Santiago sin recursos, pidieron posada por amor de Dios y de Santiago, desde la casa de Juan Gautier hasta San Porcario (2), y no la encontraron. Al fin se hospedaron en la última casa de aquella calle, en casa de un pobre, junto a la iglesia de San Porcario, y hete aquí, pues, que, por castigo de Dios, un voraz incendio asoló toda la calle en aquella noche comenzando por la casa en que primero había pedido posada hasta aquella en la que se hospedaron. Y eran unas mil casas. Pero la casa en las que se hospedaron los siervos de Dios, por la gracia de divina quedó intacta. Por lo que se debe saber, que los peregrinos de Santiago, pobres o ricos, tienen derecho a la hospitalidad y a una acogida respetuosa.

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(1)

Nantua, cabeza de distrito en el departamento del Ain, donde existió una abadía desde el siglo VIII, que en el XI dependía de Cluny.

(2)

San Porcario, abad del monasterio de Lerins y mártir. La actual iglesia de Saint-Porchaire en Poitiers es una reconstrucción del siglo XVI, aunque se conserva el campanario del XI y una portada.

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La edición latina dice QUARTUS como el Códice, pero fácilmente se descubre que antes era QUINTUS y que por IN pusieron AR.

(4)

El colofón recuerda la enumeración de países que se hace en el prólogo del Libro II.