No he querido excluir de mi códice la traslación de Santiago, puesto que en ella se narran tantos prodigios y testimonios para gloria de Nuestro Señor Jesucristo y del Apóstol, y porque tampoco difiere gran cosa de la carta que se intitula con el nombre de San León (1). Más sépase que Santiago tuvo muchos discípulos, pero doce especiales. A tres se dice que los eligió en tierras de Jerusalén; de los cuales, Hermógenes, nombrado obispo, y Fileto, archidiácono, después de su martirio en Antioquía, adornados con muchos milagros, descansaron de su santa vida en el Señor; y el bienaventurado Josías, maestresala de Herodes, murió en compañía del Apóstol, laureado con el martirio.

A nueve, empero, se dice que los eligió el Apóstol en Galicia durante su vida; siete de los cuales, mientras los otros dos se quedaban en Galicia para predicar, fueron con él a Jerusalén, y después de su pasión trajeron su cuerpo por mar a Galicia; y acerca de ellos escribió San Jerónimo en su Martirologio (2), cual lo aprendió del bienaventurado Cromacio (3), que, después de sepultado en Galicia el cuerpo de Santiago, fueron ordenados con las ínfulas episcopales en Roma por los apóstoles Pedro y Pablo, y fueron enviados a predicar la palabra de Dios a las Españas (4), todavía sometidas al error gentil. Finalmente, pues, tras haber ilustrado a muchos pueblos con su predicación, murieron precisamente el día quince de Mayo (5), Torcuato en Acci, Tesifonte en Vergi, Segundo en Abula, Indalecio en Urci, Cecilio en Iliberis, Hesiquio en Garcesa, Eufrasio en Iliturgis. Perdura hasta hoy un estupendo milagro en testimonio de su preciosa muerte. Pues, como se dice en la vigilia de su ya citada solemnidad, en la ciudad de Guadix junto al sepulcro de San Torcuato, detrás de la iglesia, todos los años un olivo que florece milagrosamente, se adorna con sus maduros frutos, de los que al punto se saca el aceite con que se encienden las lámparas ante su venerable altar.

Los otros dos discípulos, en cambio, a saber, Atanasio y Teodoro (6), fueron enterrados, como se consigna en la misma carta de San León, junto al cuerpo del Apóstol, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Y a nadie debe parecer que Atanasio sea Hesiquio, puesto que Hesiquio es uno, y otro distinto Atanasio. Pero hemos de decir qué sucedió en nuestro tiempo a cierto peregrino de Santiago respecto del libro de esta translación. Cierto clérigo conocido mío, devoto y peregrino de Santiago, queriendo llevar consigo a su patria esta traslación con algunos otros milagros del Apóstol, encargó en la misma ciudad de Santiago que se los escribiese a un copista llamado Fernando y pagó como precio veinte rotomagenses (7). Y como él, después de pagar el precio y recibir la copia, se pusiera a leerlo en voz baja arrinconado en un ángulo de la basílica apostólica, encontró en su faltriquera tantas monedas como al copista había dado; y no creyó que mortal alguno se los pusiera allí, sino que lo hizo el apóstol milagrosamente. Por lo cual se cree que el santo Apóstol es generosísimo remunerador mediante gracias celestiales, puesto que tan pronto remuneró a su siervo con las terrenas.


Capítulo I

Empieza la traslación del Apóstol Santiago, hermano del apóstol y evangelista San Juan, que se celebra el día treinta de diciembre, de que manera fue llevado desde Jerusalén a Galicia.

Capítulo II

Empieza la carta del Papa San León acerca del traslado de Santiago Apóstol, que se celebra el día treinta de diciembre.

Capítulo III

De las tres festividades de Santiago y de la procesión del rey Alfonso.

Capítulo IV

Acerca de las caracolas de Santiago.

(1)

Se duda acerca de quien es el papa de ese nombre a quien debe atribuirse esta carta. López Ferreiro se inclina por San León III, que ocupó el solio pontificio del año 795 al 816, al tiempo en que se pone en descubrimiento el sepulcro del Apóstol, y a quien participaría esta noticia el rey Alfonso el Casto. El P. Fita y Fernández Guerra por San León IX (siglo XI) o por León VIII (963-965) como más probables.

(2)

A San Jerónimo se le atribuye el martirilogio aquí aludido, el llamado Martyrologium Hieronymianum, que fue compilado en Italia en el siglo V y retocado después en Francia.

(3)

San Cromacio, obispo de Aquilea a fines del siglo IV y comienzos del V, gran amigo de San Jerónimo y ambos de la misma región del Golfo en Venecia. Quedan de él diecioho homilías.

(4)

Acerca de la venida a España de Santiago y de los siete varones apostólicos, dos tradiciones aquí enlazadas, y de las conclusiones a que ha llegado en estos puntos la moderna crítica histórica, nos remitimos al P. García Villada en su Historia Eclesiástica de España, tomo I, capítulos I y III, y a M. Torres en la Historia de España de D. Ramón Menéndez Pidal, tomo II. P. David en sus mencionados Etudes (Bulletin cit. X) señala pasajes del Libro I del Calixtino que excluyen la venida a España del Apóstol en vida e insiste en este punto sobe el cual el Calixtino parece contradecirse. Precisamente por afirmarse en este Libro III la predicación de Santiago, lo excluye de la primitiva compilación.

(5)

Véase lo que sobre la identificación de estas ciudades dice la citada Historia de España de Menéndez Pidal, II, 451: "...es absolutamente cierta la de Acci con el actual Guadix (provincia de Granada); Iliberis con la conocida ciudad, luego Elvira, situada no lejos de Granada, e Ilturgis con Cuevas de Lituergo (Jaén) entre Bailén y Andújar. Estas fueron, pues, las sedes respectivas de Torcuato, Cecilio y Eufrasio. Urci la sede de San Indalecio, debió estar junto a la hoy llamada Torre de Villaricos, cerca de Vera (provincia de Almería); y Vergi, sede de San Tesifonte, es muy posible que fuese Albuniel de Cambil (provincia de jaén), como afrimó Fita, pese a la tesis tradicional, que sostiene nuevamente García Villada, según la cual Vergi es Berja (provinicia de Almería). Carcesa, sede de San Hesiquio, pudiera ser Cazorla (provincia de Jaén), como cree Gams, pero más probable es que sea no "Cástulo", sino la ciudad que Fita identifica como Carchel (provincia de Jaén), y que para García Villada es Caravaca o Cieza (provincia de Murcia). Finalmente, Abula, la sede de San Segundo, creemos que es -pese a la tradicionla posibilidad de Avila- Abla entre Guadix y Almería". En los calendarios mozárabes se pone la fiesta de estos varones apostolicos el 1º de mayo, en el romano el 15.

(6)

A San Anastasio y San Teodoro los supone obispos de sedes gallegas y mártires López Ferreiro.

(7)

Rotomagenses, moneda de Rotomagus, nombre antiguo (galo) de la ciudad de Ruán en la Normandía.